En la actualidad, la inclusión de las personas con discapacidad no es solo un ideal moral o una obligación legal, sino un pilar fundamental para el desarrollo de sociedades más justas, equitativas y prósperas. A pesar de los avances normativos y la creciente concientización, persisten barreras significativas –físicas, comunicacionales y, especialmente, actitudinales– que limitan la plena participación de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la vida: educativo, laboral, social y comunitario.

El desconocimiento, los prejuicios arraigados y la falta de herramientas prácticas para interactuar de forma inclusiva son factores clave que perpetúan la exclusión. Muchas veces, la falta de acción no proviene de la mala intención, sino de la ignorancia sobre cómo proceder, qué lenguaje utilizar o cómo adaptar entornos y comunicaciones para que sean accesibles para todos.

El curso "Construyendo Inclusión" surge como una respuesta a esta necesidad imperante. Dirigido a todo público, busca desmantelar estereotipos y mitos sobre la discapacidad, proporcionando una comprensión profunda de los derechos humanos que asisten a este colectivo, tal como lo establece la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD). A través de un enfoque práctico y vivencial, los participantes adquirirán conocimientos sobre accesibilidad universal en sus diversas dimensiones (física, comunicacional, tecnológica y actitudinal) y desarrollarán habilidades de comunicación empática e inclusiva para interactuar de manera respetuosa y efectiva con personas con diferentes tipos de discapacidad.

Este programa está diseñado para trascender la teoría, fomentando la acción concreta y el compromiso individual en la construcción de una sociedad más inclusiva. Al dotar a la ciudadanía con las herramientas y la perspectiva necesarias, "Construyendo Inclusión" no solo busca sensibilizar, sino empoderar a cada participante para que se convierta en un agente de cambio, capaz de identificar barreras y proponer soluciones en su entorno cotidiano.

En definitiva, este curso es una inversión en capital humano y social, que contribuirá a la creación de una comunidad donde la diversidad sea valorada, los derechos respetados y la participación plena de cada individuo, independientemente de su condición, sea una realidad.

La educación inclusiva se establece como el pilar fundamental para asegurar una educación de calidad, equitativa y accesible para todos los estudiantes. Su objetivo primordial es garantizar el acceso igualitario al aprendizaje, superando las barreras que limitan la participación plena y el progreso académico. Este enfoque demanda una transformación profunda de las escuelas y una sólida profesionalización docente. Los educadores deben adquirir las herramientas y estrategias pedagógicas diversificadas necesarias para convertir las políticas inclusivas en prácticas educativas concretas y efectivas.

La educación inclusiva es un derecho fundamental y un desafío impostergable para los sistemas educativos del siglo XXI (UNESCO, 2017). En este contexto, los docentes desempeñan un papel crucial como agentes de cambio, transformando las aulas en espacios donde todos los estudiantes, sin excepción, puedan aprender y participar plenamente (Booth & Ainscow, 2015).

Sin embargo, la implementación efectiva de la educación inclusiva requiere de una formación docente sólida y actualizada, que vaya más allá de la mera integración de estudiantes con discapacidad. Es necesario que los docentes comprendan la complejidad de la discapacidad de diferentes indicadores de identidad como la raza, la discapacidad, el género, la orientación sexual, desde un enfoque de derechos humanos y calidad de vida (Schalock et al., 2020), que conozcan el modelo de apoyos y adaptaciones (Mélich & Carbonell, 2019), las perspectivas de la pedagogía inclusiva y la pedagogía culturalmente relevante como los aportes de los Estudios Críticos en Discapacidad. Que desarrollen habilidades para diseñar e implementar prácticas pedagógicas inclusivas (Echeita, 2018).

Se trata de una propuesta formativa que fortalece la práctica profesional de los docentes, articula con los desafíos del desempeño en contextos situados y responde a las demandas de las políticas educativas actuales. En definitiva, este trayecto ciclo representa una contribución significativa a la construcción de un sistema educativo más equitativo, accesible e inclusivo para todos.

Esta capacitación se fundamenta en la necesidad de ofrecer a los/as docentes, estudiantes avanzados, idóneos y profesionales de las escuelas y servicios educativos de apoyo a la inclusión, una formación que contribuya con los conocimientos teóricos, y los desarrollos actuales sobre la educación inclusiva; para favorecer el derecho a la educación de calidad a los/as niños/as, adolescentes y adultos en todos los niveles y modalidades del sistema educativo.

Las políticas públicas en la jurisdicción durante los últimos años, en materia de Educación Inclusiva han posibilitado favorecer los procesos de inclusión y garantizar el derecho a la educación de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos fundamentalmente en los niveles obligatorios del sistema educativo. Esto significó un cambio en el modo de conceptualizar y abordar la discapacidad, ya que en lo que al acceso al derecho a la educación respecta, todos los estudiantes, como sujetos de derecho, deben tener garantizado el acceso a una educación inclusiva y equitativa de calidad, además de que se promuevan oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida, tal como lo propone el Objetivo de Desarrollo 4 de la Agenda 2030.

Los estudiantes con discapacidad múltiple son aquellos que requieren de apoyos intensivos y permanentes (en todos los contextos) debido a que presentan múltiples barreras para aprender y participar en su medio social, educativo y familiar, no sólo por las necesidades que se derivan de su condición de salud, sino también por las diversas barreras sociales, culturales y educativas, que dificultan aún más sus posibilidades de participación, comunicación y socialización. Esta población escolar, sin duda ha sido la más postergada en el sistema educativo. Es necesario desarrollar más conocimientos y nuevas competencias que permitan ofrecerles procesos educativos de calidad.

La intervención educativa adecuada es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA). La inclusión de estos estudiantes en el aula representa un desafío para los docentes, quienes deben desarrollar estrategias para responder a sus necesidades específicas de aprendizaje. A menudo, la falta de formación y apoyos puede generar frustración en los educadores, afectando su actitud inicial y la efectividad de la enseñanza.

Es importante destacar que el diagnóstico de TEA no define, por sí solo, el criterio de escolarización, lo que puede dificultar su inclusión en la educación regular. En este contexto, la planificación de ajustes razonables y la utilización de estrategias de enseñanza diferenciadas son esenciales para garantizar el acceso al aprendizaje. Según Ainscow (2001), las políticas de inclusión tienen mejores resultados cuando los docentes "se convierten en profesionales reflexivos y críticos, capaces de trabajar juntos y motivados para investigar diversos aspectos de su práctica con el objetivo de perfeccionarla".

Para garantizar una inclusión efectiva, es crucial que los docentes accedan a programas de formación continua que les permitan adquirir herramientas y estrategias pedagógicas adaptadas a las necesidades de los estudiantes con TEA. La capacitación docente en autismo no solo mejora la calidad educativa, sino que también contribuye a la construcción de una sociedad más inclusiva y equitativa.

El espacio de formación tiene como objetivo general profundizar, desde una perspectiva interdisciplinaria, las cuestiones vinculadas a las enseñanzas de personas con distintas necesidades de apoyo, con particular referencia a aquellas que están asociadas a condiciones de discapacidad para el lograr diluir  o eliminar las barreras al aprendizaje y participación en el ámbito áulico y escolar, aportando herramientas teóricas y prácticas que le permitan a docentes y otros profesionales la intervención en procesos de enseñanza desde una perspectiva socio-constructiva, centrada en la persona y su contexto, para mejorar su calidad de vida. Incluir el concepto de calidad de vida y autodeterminación, en las escuelas permitirá mejorar la planificación educativa, desarrollar y poner en práctica modelos de evaluación específicos centrados en la persona e incrementar la participación de los alumnos en todos los procesos y decisiones que les afectan.